Después del baño en la piscina viene la duchita y que mejor lugar para ello que en pleno jardín y con la manguera? Como al papá le encanta ducharse al aire libre pues le toca a el. Es gracioso ver como Laia se está convirtiendo en una pequeña César y tiene muchas de las manías y cosas de su padre, y no hablo físicamente porque yo no encuentro que se parezcan tanto como dice todo el mundo, pero si tiene muchas cositas que me lo recuerdan un montón. Una de ellas es que puede tener todo el jabón que quiera en la cara que no le molesta, como su padre. Yo soy todo lo contrario, notar un poco de jabón en la cara me pone frenética y me lo he de quitar enseguida. Laia es una guerrera, se adapta a todo y parece que nada le molesta. Que la pones en la arena, pues se la come; que a todo el mundo le pica el césped cuando se sientan, pues ella gatea por encima dejándose las rodillas sin problema, que el agua esta helada, parece que ni lo nota, ya sabéis, es una chicarrona del norte. De momento no tiene miedo a nada y todo le atrae, mirad sino las últimas fotos cuando apareció de visita nuestra buena amiga Tortu, allá que se fue a buscarla.
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