lunes, 21 de septiembre de 2015

Matarnos de amor.

Cuando elegí las fotos de este post pensaba escribir algo relacionada con la buena relación con su padre y tal, pero como hay alguna anécdota que contar sobre cosas relacionadas con su abuela Joana y no quiero que se me olviden, pues lo cuento hoy. 
A Laia le he dicho que su abuela Joana estaba en el cielo, que era una estrella más , que ella sabía que estaba muy malita y que algún día se iría al cielo con el abuelo Pupi. Pues bien, el pasado jueves hizo 1 mes que nos había dejado, así que mi sobrina Helena dijo de ir al cementerio a estar un rato con la abuela, aunque yo no siento la necesidad de ir al cementerio allí que nos fuimos para dar apoyo moral. En un principio no iba a llevarme a Laia, pero al final por diversos motivos se vino con nosotros. Como no sabía que decirle, porque si le decía que esa tarde íbamos a ir a ver a la abuela Juana no quería que cuando llegáramos allí dijera:"Bueno, y donde está la abuela?", preferí no decirle nada y explicarle allí la situación, según viera. Nunca habiamos ido a ningun cementerio y yo nunca le he hablado de cementerios, siempre de estrellas en el cielo. Así que cuando llegamos allí y solo entrar por la puerta suelta:" Alaaaa, quants de llits" (Traducción: Ala, cuantas camas") , yo le solté:"Si, hi ha molts de llits" y enseguida me replicó:"aqui dormen es que mueren" (Aqui duermen los que mueren), yo no pude menos que quedarme flipada, porque en ningún momento le he hablado de esto, ni siquiera le había dicho que su abuela estuviera en el cementerio, ni su abuelo, siempre le he hablado del cielo y de las estrellas.
 Reaccionó con toda naturalidad el tiempo que estuvimos allí, es más. se lo cogió como un juego, vio la cama de la abuela y donde dormía para siempre, también según ella.
 Y ya el otro día en casa, empezó a cantar una de sus canciones inventadas (no se si os he dicho alguna vez que va para compositora, ya os hablaré de ello) y decía la canción que la abuela estaba en el cielo y que allí podía caminar...de repente se para, me mira y me pregunta: " abuela joana pot caminar al cel?, yo le contesté que si, que podía y me suelta:" aqui abaix no, entonses esta millor en el cel". No pude menos que reconocerle que si, que estaba mejor en el cielo, porque allí si podía caminar. Siguío cantando su canción de su abuela Joana como si nada, su padre y yo nos miramos y sonreimos con cara de extrañados los dos. De donde saca todo esto? La verdad es que me alucina la niña y la empatía que demuestra cuando me ve triste y como me consuela con su abrazo, que hasta con la manita me acaricia la nuca, con un amor...que todo eso suple la sordera selectiva que tiene la mayoría de veces. Como le he dicho hoy al padre:" Esta niña nos matará de amor".










martes, 15 de septiembre de 2015

Al cole!!!

Ya esta aquí, llego el momento de empezar una nueva etapa, de meternos de lleno en la vorágine de obligaciones, reglas, normas, deberes...se acabó la libertad de hacer un poco lo que queríamos, de no tener horarios, de tener una rutina muy cambiante, de irnos a dormir cuando había sueño, de despertarnos cuando los ojos se abrían ( los de Laia ,claro, mi despertador era ella). Se acabó y ya hemos empezado con horarios, irnos a dormir pronto, tener el reloj más controlado...
Laia empezó muy bien el viernes el cole,tenía muchas ganas de empezar, de ir al cole de mayores, de jugar en el patio. Así como llegamos quería meterse en la clase y cuando dieron el sus se metió dentro sin mirar atrás, ya el lunes un poco lo mismo, se quedó tan pancha, es cierto que cuando me dio el besito me dijo."Mama, no vull que ten vagis", pero le explique que volvería luego y se quedó conforme. Hoy ha sido otro cantar, ya cuando la peinaba de repente me pregunta si hoy había cole, le digo que si, que claro y ya se ha puesto a llorar que no quería ir al cole cada día, que quería quedarse en casita. 
Al final el papi la ha llevado a upa hasta allí mientras intentábamos consolarla recordándole lo bien que se lo pasa en el cole, que a ella le encantaba , que hará muchos más amiguitos...dejarla allí ha sido una dura prueba, cuando entraba en la clase me ha pedido un abrazo fuerte y cuando la he soltado lloraba a grito pelado, le he dado un beso rápido y he salido pitando de allí, con el corazón en un puño y con las lágrimas a punto de brotar. Cesar se reía de mi, pero se cierto que el tenía la misma sensación que yo, que la estábamos abandonando. Cuando hemos ido a buscarla estaba feliz de la vida, bailando como una loca pero así y todo a lo largo de la tarde iba diciendo que no quería ir al cole cada día, vale mami?Y mirad si es puñetera y si sabe ya un rato largo que en un momento determinado ha pegado el gran escupinazo encima un cojín, cuando le he preguntado que que hacía, a ver si le parecía normal, me mira y me dice: Si soy pequeñita no podré ir al cole? Ay amigo, acabáramos!! Antes de que se pensara que haciendo travesuras ya no iría, le he replicado que si, que claro que iría al cole y que a lo mejor tendría que ir más tiempo para aprender más a ser mayor. Se que esto durará poco, o eso espero, pero de verdad que no tengo ganas de que llegue mañana, no me gusta verla con esa pena.






jueves, 10 de septiembre de 2015

Se acaba lo bueno.

Pues si, se acaba este verano tan extraño para mi, con un sabor agridulce, porque nos ha dejado momentos amargos, pero también nos ha regalado momentos buenos. Dentro de lo malo, hemos podido disfrutar de mi madre bastante bien(teniendo en cuenta lo que tenía) hasta casi el final, las dos últimas semanas fueron las peores. Y por otra parte, momentos como estos vividos con esta pequeña princesa te hacen sonreír y disfrutar si o si. 
Hay fotos de dos días diferentes, las primeras son de Aucanada, una playa de Alcudia, con agua muy transparente y bastante tranquila, aunque esto era el mes de junio, en agosto me imagino que como todas en esta isla. Fuimos los tres solos y comimos debajo un pino, a la sombrita, fue un bonito día. 
El segundo día fue en las playas de Muro, ya con más gente pero nada agobiante, vinieron con nosotros la tía Mari y el tío Juan Carlos y comimos en un chiringuito llamado "La Ponderosa", que estéticamente es chulísimo, la comida esta buena pero es más bien pobre. Como ya lo sabíamos pedimos una paella pensando que habría más para el buche, pero no, las raciones más bien escasas. Lo que me gustó de verdad fue ver lo bien que se portó Laia ese día, con ella es una lotería porque cuando tiene el día cruzado a veces es muy temerario sacarla de casa, pero tuvimos suerte y pudimos disfrutar de verdad. Con el tiempo que hace ahora ya no se si podremos disfrutar de playa lo que queda de verano, sino hasta el próximo año. 
P.D. Mañana empieza el cole de mayores como dice ella, eso y las sensaciones que he tenido yo y como lo ha llevado ella en otro post.  









martes, 8 de septiembre de 2015

Decir adios.

Mucho tiempo,lo se, demasiado, pero venimos de decirle adiós a una de las personas más importantes de nuestra vida, la súper abuela nos dejó el 17 de agosto. Se fue para siempre dejándonos nuestros corazones rotos y nuestras almas vacías.
Es de lo más doloroso que me ha tocado vivir, nuestro día a día esta siendo difícil y así y todo seguimos adelante con una sonrisa porque es el mejor tributo que se le puede hacer a una gran mujer como era la abuela Juana, que siempre tenía su sonrisa dibujada.
Laia nota su ausencia, pero sabe que esta arriba en el cielo con el abuelo Pupi. Cuando le dije que su abuelita se había ido para arriba en el cielo, me dijo que ella la quería aqui abajo, no arriba. Y hoy me ha pillado llorando, mirando la casa vacia y oscura que antes ocupaba mi madre y me ha preguntado si estaba triste y porque lloraba, le he dicho que porque echaba de menos a la abuela y me da un abrazo grande y me dice : "te prometo, te prometo que la abuelita bajará algún día". Tal como suena, tal como lo digo y a mi me han entrado unas ganas de comérmela a besos, tiene tanta empatía por la edad que tiene que me sorprende.
Laia ha cuidado a su abuela todo este tiempo con mucho amor, con mucho cuidado, le daba la mano para caminar, le advertía de los peligros, le pedía que no durmiera más, que era de día y tenía que estar despierta y a mi madre se le caia la baba con ella, hasta prácticamente lo último conseguía que se le dibujara una sonrisa en la cara y le brillaran los ojitos como antes. Mi madre me decía que esta niña era muy especial, que era demasiado lista, que era tan sumamente graciosa y tan bonita que no se podía con ella. Yo la llamaba exagerada, que la niña tampoco era tan espabilada ni tan especial, pero creo que tendré que acabar dándole la razón, porque a veces dice y hace cada cosa que no parece una niña de tres años.
Una de las cosas que peor llevo es que Laia no se acordará de su abuela  a medida que crezca, no tendrá recuerdos nítidos de ella, no sabrá captar la esencia tan mágica de mi madre y no habrá podido disfrutar de las mil cosas buenas que sabía hacer. Me duele porque recordará lo que le contemos, no sus propios recuerdos, pero así y todo intentaré que capte al máximo su esencia, su manera de ser, intentaré transmitirle los valores que ella nos transmitió y así, a lo mejor, conseguiremos hacer de Laia una gran mujer.