Por segundo año Laia corrió en las fiestas de su pueblucho, como yo lo llamo, no llega a ser pueblo, es más que una urbanización simple, así que le llamo pueblucho. Las carreras de caña son tradicionales desde años inmemoriales, desde bien pequeña yo también corría. Así que Laia no podía ser menos y ahí estuvo, dándolo todo( aunque corrió mejor el año pasado, la verdad) y ganó esa maravillosa trompeta. Esta es una de las cosas de estas carreras, que todos tienen premio, lleguen los primeros o los últimos todos tienen algo, aunque claro, el que llega primero se dirige a la caña con el regalo que le gusta más. Bueno, Laia, tendremos que entrenar para que el año que viene quedes en mejor posición. Hay que decir que nuestra aguantadora de caña era de las mejores aguantadoras de caña que podíamos tener, la maravillosa Eva!!!
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