Día del padre.

Los padres, esos seres  que desde el momento en que se dice que una está embarazada, pasan a un segundo plano. Son los últimos monos, en los libros que lees, en las charlas de la comadrona...parece que sólo están ahí para aguantar los cambios de humor de la mujer, para hacer masajes, para pintar la habitación del niño... Y no, nada más lejos de la realidad, a ellos también les asusta el nuevo reto, los cambios que se producirán en sus  vidas, miedo a que todo salga bien, tanto para el bebe como para la madre. Los mismos miedos y temores que tenemos nosotras, a ser realmente capaces de convertirnos en unos padres medianamente aceptables. Muchas madres se quejan de que los padres no ayudan lo suficiente, que son unos pardales, y si, alguno hay de estos, pero la mayoría sino se implican más es porque nosotras no les dejamos, ya sea porque pensamos que lo haremos mejor, por ese instinto que sale a la mayoría de mujeres cuando ven a sus cachorrillos, de pertenencia, de que es mio. A mi no me ha pasado, desde el primer momento sentí que esa preciosa criatura era tan suya como mía ( todo lo nuestros que pueden llegar a ser), me fié totalmente de el, de su habilidad, es más, el tiene habilidades que yo no tengo y al revés, por tanto nos complementamos de maravilla en esto.  Se que Laia no puede tener un mejor padre, que la mime más, que le caiga la baba como lo hace, que la adore como la adora y que a la vez sepa mantenerse firme cuando hace falta. Jamás cuando la he dejado con su padre, he tenido la sensación de abandonarla, aún cuando haya llorado al irme. Se que se le pasará y que no puede estar en mejores manos, las de su padre, el mejor padre para nosotras, el mejor compañero en esta vida. Te queremos papi y felicidades a todos los padres del mundo, los implicados y los que no.