jueves, 11 de julio de 2013

Cala Blava.

Otro día de playita, esta vez fuimos a Cala Blava, que tenemos allí una especia de abuelos adoptivos de Laia que la adoran, sobre todo Magdalena. Son unos amigos de mis padres de toda la vida y en verano se van a su apartamento de allí para pasarlo más fresco. Cada año vamos un par de veces a pasar el día o la tarde y quedar a comer o cenar. Nos cuidan como a reyes y nos hacen sentir muy cómodos, así que era inevitable que ahora que esta Laia aquí vayamos con más motivos y para allá que nos fuimos. Las fotos no son de gran calidad porque están hechas con el móvil, pero era la primera vez que realmente disfrutaba de la arena, del agua y de rebozarse como toca. Esperaba que al tocar la arena húmeda le haría cosa, lo que le hizo fue entrarle hambre, porque se comía la arena como si fuera papilla. Y su padre se entretuvo en hacerle una cola de sirena, que le duro muy poquito porque enseguida movía las piernas, a ella le gustaba ver como se desmontaba aquello. Pronto volveremos a Cala Blava, que cuando en un sitio te tratan tan bien hay que aprovechar.





 






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